Siempre hablamos de los círculos de amig@s cuando nos enteramos de la infidelidad de una de las parejas con la que interactuamos intentando posicionarnos y eligiendo bando, valorando si debemos hablar con el ignorante o simplemente esperar a que por una Epifanía tome conciencia de lo que esta ocurriendo, pero rara vez nos paramos a pensar en que ocurre cuando los primeros conocedores de esta infidelidad son los propios hijos.
Como gestionan ellos ser conocedores de un secreto semejante y vivir con la responsabilidad de poder destruir la paz del hogar que debería ser su zona segura. Cómo entender que les han hecho participes de una fiesta a la que no han sido invitados y se ven ahí mirando a sus héroes sin entender bien las consecuencias que decir la verdad puede conllevar.
En muchos casos cuando esto ocurre ellos ya han estado viviendo conflictos en casa, situaciones en las que la luz de gas provocada por uno de los progenitores esta acabando con la serenidad del otro que aunque intuye, no es conocedor de la verdad y este hijo que si sabe la razón de lo que ocurre se ve en la disyuntiva de que hacer con la información, con cual de los dos debería hablar, estaría bien hacerlo durante la paella del domingo soltando la bomba en la mesa, hacerlo por separado asumiendo que como es obvio puede darse el caso de que no interese dar credibilidad a sus palabras lo que todavía le generara un mayor malestar y falta de entendimiento.
Cuando por alguna casualidad me ha llegado algún conocido con esta situación en verdad mi postura ha sido siempre pensar que es la verdadera víctima, porque ha ciertas edades aunque pensamos que son niños o adolescentes gastamos mucho tiempo en enseñarles cosas que creemos importantes pero cuando es el momento adecuado para explicarles que los papas son personas normales con defectos y virtudes, que existen pactos de pareja y que hay negociaciones implícitas que solo se dan en el mundo de los adultos y de las cuales ellos son los únicos responsables.
Ya que no es una asignatura escolar quizá en lugar de dejarnos la piel demostrando que somos los mejores manteniéndoles al margen de dos mundos que el tiempo terminara uniendo, porque no hay que olvidar que esos hijos algún día serán padres y también es nuestra responsabilidad enseñarles a hacerlo bien. Deberíamos perder algo de tiempo en ser sinceros con ellos y explicarles entre otras cosas que hasta los papas tienen sentimientos, que hay cosas que van mas allá del entendimiento natural, y quizá porque no ya de paso mostrarles los diferentes tipos de amor y respeto y que la comunicación es el centro de toda buena relación.
No te hagas responsable de nada que no sea tuyo.
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