Rara vez hablamos de esos amigos del alma que independientemente del tiempo que lleven en tu vida, desde el principio han sido sinceros para contigo, se han tomado la libertad de criticar tu forma de ser, vestir o actuar alegando que lo hacían para ayudarte a crecer y convertirte en mejor persona.
Hay que agradecer a todas esas personas que se cruzan en nuestra vida, y que de manera altruista son capaces de sacar se nosotros nuestra mejor versión, nos aceptan y respetan hasta cuándo nos conocen casi del todo. Realmente que sería de muchos de nosotros de no compartir nuestra vida con personas así.
Pero, los amigos a los que me refiero, son aquellos que critican indiscriminadamente y te animan a hacer cosas que no te atreverías a hacer por ti mismo, diciéndote que ellos están ahí. Esas personas que esperan tu momento bajo de energía en el que te sinceras y les cuentas una intimidad para empujarte a hacer algo o tomar una decisión, que obviamente traerá consecuencias fatales y que de no se por la confianza que prestas en esa persona y la compañía de la misma, nunca tu hubieras atrevido a hacer.
Bondadosos seres estas personas, que como si de un síndrome munchausen se tratara, utilizan esa crónica de error anunciado para erigirse después, como tu mejor amig@ y recomponer los pedazos que quedan de ti, tras un batacazo al que te ha abocado, para que de ese modo vuelvas a caer en sus brazos y sea tu consuelo.
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