Que duro puede hacerse el momento en el que te encuentras ante esta situación, después de creer que podía durar para siempre, de poner tu confianza en esa empresa y hasta tener la osadía de comprar algo a plazos creyendo que no tendrás problemas para pagar, llegas un día al puesto de trabajo y te encuentras con esta noticia.
Por supuesto te la dan a primera hora de la mañana para que así tengas el ultimo día para despedirte y pensar en lo que ha ocurrido. Además de darte un guantazo nada mas llegar, te mandan a tu puesto para que todo el mundo vea la marca en tu cara, mientras en tu cabeza aun resuenan las palabras; al final de la jornada laboral de hoy, vamos a prescindir de sus servicios.
Mientras caminas como un soldado derrotado te parece que el resto de la plantilla ya lo sabían y solo les falta silbarte al pasar, y mientras por tu mente comienzan a sucederse la lista de recibos que tienes que pagar, y alguno atrasado que como confiabas que esto nunca ocurriría, decidiste usar el dinero para ese fin de semana que necesitabas. Y ciertamente lo necesitabas, imagínate tu enfrentarte a esta situación con el estrés saliéndote por las orejas, por suerte y sin saberlo hasta fuiste previsor.
Por ese motivo y porque no podía haber sido de otro modo debes de ver la situación como una oportunidad de cambio, un nuevo reto, como un nuevo punto de partida hacia una meta aun difusa pero con la perspectiva de que seguro lo siguiente será mejor. No te castigues pensando en lo que podría haber sido y pon tus fuerzas en que el siguiente trayecto sea lo mas beneficioso para ti y disfruta de cada parada que tenga tu viaje.
Todos los cambios son para mejor.
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