Siempre me ha sorprendido mucho el mal uso que en algunos casos hacemos del lenguaje y en como es posible que cuando tenemos un conflicto con otra persona seamos capaces de soltar una retahíla de insultos mas o menos acertados que si bien en el caso de hacerlo a desconocidos aunque no sea correcto podríamos decir que tienen menos importancia básicamente porque no existe implicación emocional, pero cuando lo hacemos con alguien que verdaderamente nos importa o peor, alguien a quien queremos es bajo mi punto de vista realmente inaceptable.
En qué momento comenzamos a normalizar el uso de estos insultos sin pensar en el daño que realmente provoca en los demás. A mi se me eriza el vello cada que escucho a los papas llamar inútil o imbécil en el mejor de los casos a sus hijos y digo el mejor de los casos porque a veces les escucho llamarles unas barbaridades que me hace pensar que es lo que realmente estará sintiendo ese hijo o hija. Y me hace recordar esos programas de televisión que muestran las malas relaciones entre padres e hijos y las perdidas de respeto y jerarquía que sufren y si tal vez no será en cierto modo este comportamiento el motivo de esa perdida de papeles
Cuando por alguna razón me he visto sumergido en una situación semejante o peor, he sido espectador de una riña matrimonial o de amantes realmente me he quedado ojiplático en algunos casos de lo que realmente se puede llamar o decir a una persona con la que compartes un área de tu vida que para mi casi es la mas importante, tal vez porque soy de la manera de pensar de que solo tengo un oasis que se llama hogar y es lo único que protejo con todo el celo que puedo.
A ver estoy seguro de haber dicho cosas impropias en muchos momentos pero casi podría asegurar que nunca o en raras ocasiones he dicho algo que en cierto modo no pensara, entonces mi duda comienza quizá por ignorancia en el momento en el que me planteo como se resuelve el conflicto generado a posteriori que si bien por un calentón o por estar bajo los influjos de alguna sustancia tu digas algo que realmente no piensas o sientes, ¿es verdad que no lo pienses o sientas?, ¿quizá necesitabas de ese estimulo para decir lo que no te atreves a decir en estado natural?, ¿es posible que aun conociendo el daño que puedes causar mintiendo lo uses como ataque o defensa?.
Aquí entraría la parte de las disculpas. Aun cuando no se tenga clara la razón que te ha llevado a proferir semejantes insultos los cuales no indignan sino dañan, como haces para que la persona receptora crea que realmente esa fue tu intención y que no fueron ciertas tus palabras. Como después de sembrar la duda en el candor de la batalla consigues acallar las voces que quedan en la mente de la víctima de que en tu fuero interno no sientes aquello que a gritos reclamaste ya sea en prosa o en verso porque originalidad de seguro que no falta.
Deberíamos tomarnos un poco de tiempo para reflexionar este tipo de actitudes y quizá mas tiempo aun a la hora de hacer uso de ciertas palabras o comentarios y preguntarnos realmente cual es la finalidad que vamos a buscar con ellas o para facilitar el ejercicio simplemente preguntarnos sinceramente si tan poca autoestima tenemos que no nos importaría oír que otra persona piensa algo así de nosotros mismos.
Las malas palabras se perdonan pero no olvidan así como el olor de los excrementos una vez limpiados.
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