Todos conocemos alguien así y aunque no sea muy correcto decirlo nunca he sabido bien que pensar de ellos
Esas personas que te llaman cuando les ocurre algo y no encuentran, ahora no se muy bien, si porque ya están cansados de él, o porque verdaderamente no tienen a nadie con quien compartir su dolor y desdicha. Y ahí estas tú, como un faro de esperanza en la oscuridad, sin importar cual sea tu estado para recoger al otro en tus brazos o peor en tu casa.
Pero lo más terrible ocurre cuando después de varios momentos, eso sí entrañables, pero así, en los que abriste la alacena y el mueble bar y soportas estoicamente la diatriba de esa persona, tendiéndoles hasta los klennex. Llega una vez en el que te pilla con el día tonto, esos días del mes que todos tenemos de vez en cuando y tu respuesta es; – esta bien, pero hoy la fiesta la pagas tu, aunque sea para que llores.
Y cosas de la vida, no solo el drama no era tan grande sino que nunca mas vuelves a ver a la persona
Es entonces cuando vuelvo a preguntarme, habrá acabado con todo para dejar de sufrir, realmente no era mi compañía lo que le interesaba, acaso tan fugaz es la amistad cuando de retribuciones se debe.
Moraleja, disfrutar hasta de esos días del mes.
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